lunes, 11 de marzo de 2013

Moverse de la ciudad y desconectarse

Detener el trabajo diario no le haría mal a nadie. Nunca he tenido vacacaciones como buda manda, y pasando de largo las vacaciones como vendedor o conserje de edificios, me falta un relajo extenso desde que salí de cuarto. Venía planificando un viaje desde que comencé con la U. Mis amigos ya habían salido del país, recorrido el sur en bicicleta, ellos tenían más plata. En esos instantes, yo juntaba las chauchas para pagarme la universidad. Si me daban libre en el trabajo, me arrancaba, pero evadirse un par de noches no tienen mayor efecto en un cuerpo cansado. Tuve la suerte de encontrar pega de una. Hace poco que comparto un departamento con mi novia, y cada vez salía más el tema de arrancar de Santiago, por lo menos tres semanas. Los dos anhelábamos desconectarnos, no importaba el destino. Decidimos juntar un año una parte del sueldo cada uno, en un una cuenta común, y mirar ofertas de viajes Pensamos en ir fuera de Chile, que muchas veces es más barato que vacacionar aca Quería conocer lugares lejanos, países de lo más orientales, exóticos, raros. Alejandra quería paz, paisajes naturales, rústicos. Como la plata nunca es suficiente para lo que uno quiere, No podíamos llegar a Disneyworld, ni ver el Taj mahal o la Torre de Pisa. Pero no hay que apartarse tanto para escapar del ajetreo de la ciudad. Sin ruido ni el ajetreo de la ciudad, paisajes bucólicos, lo más rústico posible. {Me acordé que un tío tenía una finca en el sur|Un tío me ofreció su casa cerca de la selva|Un amigo me convidó a su cabaña en el sur.El lugar lo conocía, estaba a una distancia razonable de la ciudad. Estaba, además, cerca de varios lugares turísticos. Alejandra quería estar un par de días y viajar más al sur, la cabaña serviría para descansar. Todo quedó listo para fines de junio. Luego de un trayecto extenso, llegamos a la cabaña. Movimos las persianas de aluminio y admiramos el paisaje invernal, un lindo jueves de julio en la costa. Es todo tan grandioso, dijo Alejandra al mirar por la ventana. Había harta plata invertida en la casa. En la casa era todo automático y motorizado, las cortinas podían programarse. Mientras mi polola miraba las habitaciones de la casa, jugué un rato con el control remoto, activando el roller, y después de conocerle los trucos, decidí configurarlas para moverse a las 12 del día. El mejor momento para levantarse en vacaciones.

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