viernes, 22 de marzo de 2013

gata es el demonio de Tasmania

Desde que la adopté que mi gata utiliza las cortinas como resbalín. Le gusta tirarse desde el lugar más alto de la casa, se encarama a la tela y cae enterrando sus garras, desbaratando todo. Consideramos que al encelar ya no destrozaría tanto las telas. Desde hace un par de años que esperamos que deje sus comportamientos inmaduros. También tratamos de dirigir su interés hacía algo recomendado para ser destruido. Le fabriqué unas tablas para arañar, forradas de tela. Según el vendedor del negocio, el producto era como un imán de felinos, se aproximarían hasta las mascotas de los vecinos a gozar frotando sus garras en la tela pegada a la superficie. Cuando lo vio, lo primero que hizo la gata fue ponerse a jugar. Fue gracioso descubrir que su afán con el juguete se preparaba para rajar mejor el nuevo tapiz. Mi mamá ya no quería más guerra. A ella le encantaban los gatos, aunque hay límite para cualquier afecto. Hemos invertido millones en todo lo de la casa. Y la gata vuelve en un abrir y cerrar de ojos al ataque, arañando un tapiz nuevo. Escribí en mi twitter sobre las obsesiones de mi gata. Me llené de post para que llevara a mi mascota a manicomio para animales. Jamás habia escuchado de algo parecido, más sabiendo lo difícil que es controlar a los gatos. Me puse a mirar algunas páginas que encontré en google, habían más de las que pensaba. Hallé varias en Bogotá, donde estoy viviendo en este momento, luego de salir de Cali. Fui en persona a ver el lugar y para verificar las instalaciones. Soy muy preocupada por mis mascotas, las quiero como a mi familia. Lo inexplicable fue que, a pesar que el local albergaba la más moderna tecnología, tenía un aire de hogar que sería del deleite de mi gatita. Tomé esa clínica como opción para su recuperación, donde le harían un tratamiento integral. Como me había dicho la especialista, necesitaba más espacio para evitar el cansancio, además se juntaba su esterilización muy cachorra, así que no podía buscar mucha distracción. Primero una practicante revisó a la minina en la recepción del centro veterinario, y abrió un panel japonés, donde caminó por un largo pasillo, donde no tenía acceso. Me comí las uñas casi un mes aguardándola. {En ese lapso volvimos a comprar las window treatment |En la casa aprovecharon de comprar unas bellas wood blinds, y todo lo que la gata tenía destrozado. Y no sé bien qué le hicieron a mi gata, pero volvió y ya no hace daño a las cosas, se comporta como una dama. Si hasta respeta las puertas, algo que ningún felino hace por sí mismo.

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