jueves, 7 de marzo de 2013

Aquello que te provoca huir de tu diario vivir

He reflexionado mucho y, pienso que este punto de inflexión me hace sufrir las tristezas del infierno. Debuté con una invasión de agentes patógenos sacada de una novela de terror que me dejó para el gato, con estornudos por la tarde y alucinando sin cesar. Al final fui al médico, quien me obligó a tragar un arcoíris de remedios, los que debía tragarme un rato después de la comida más importante del día. Me puse como pelota saltarina con mi receta médica. Pasados los días de la medicación estaba la casa entera hedionda al fétido aroma de los medicamentos, incluso las cortina roller se mancharon con el hedor. Pasó un trimestre después de recuperarme, y en el mismo momento suena el teléfono en la casa. Nadie aguardaba una llamada, y como algunos tenemos celular, nunca hace ring. Abrí el auricular y era mi viejo. Jamás lo he visto, se fue al año que vine al mundo, y nunca me habló, se hacía presente con plata para alimentarme, y que requeríamos para pagar mi universidad. Nunca lo vi, y a pesar que es desconocido, es parte de mi persona. No es lindo que lo rechaze, él paga mi carrera, y en su vida se atrasa. Conversé con Jaime y pidió que no lo hiriera, conversara con él y entendiera sus excusas, si eso es lo que gusta. No quería hacerlo, pero me convenció cuando me dijo que lo que pasó, ya no es lo mismo. No sé bien lo que ocurrirá más adelante, no sé lo que ocurrirá conmigo. Estoy tan habituada a lograr cada segundo de mi vida planeado, y en este día estoy volando sin restricciones, como un perro callejero. Quiero ir al campo, visitar a mi abuela, que la echo de menos un lote. Esperaré hasta que llegue el paro, al acabar la U. Pasado mañana tomé cita con el médico, no confío en que sean excelentes noticias. Seguro es una enfermedad crónica y ya estoy con un pie en el ataud. Menos mal que es sólo con el ginecólogo, me dirá si espero un tumor de 40 semanas, y aprovecharé de realizar la cita del año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario