miércoles, 20 de marzo de 2013

Heridas creadas, problemas empíricos

De un tiempo a esta parte, pienso que esto de pasar metida en mi alma me influye a los achaques. Partí con una enfermedad que me dejó caer a la clínica, con peste por la tarde y alucinando de lo lindo. Con estos datos partí al galeno, que me atoró de antibióticos, los que debía tomar un rato después de la cena. Me puse como cerdo con todo lo que tomé. Al pasar los día de tratamiento tenía la mitad de la casa podrída con olor a antibióticos, además las persianas enrollables guardan ese olor. Después de unos días me encontraba mucho más sana, tanto como para salir a nadar con mi pololo y resistir estoicamente los retos de mi mami, que en instantes se pone idiota. Sin embargo, un asunto no encajaba, ese día donde expondré mi control para los requerimientos. No estoy esperanzada, y mi novio no me ayuda ni mi mamá. De aquí en adelante no sé lo que pasará, no sé lo que sucederá conmigo. Me volví loca tratando de controlarlo todo, y soy libre, como un ave en primavera. Quiero ir al norte, charlar con mi abuelita. Pero eso no se hará realidad hasta las vacaciones, tras los exámenes. Voy al médico, no estoy muy estusiasta con las cosas que pille. Me siento preparada para enfermarme y no la sacaré gratis esta vez. Tengo cita con el ginecólogo, me confirmará mi nulo estado de gravidez, y de paso sostendré la conocida visita anual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario