lunes, 18 de marzo de 2013

Todo por el futbol

El futbol es y será por siempre mi gran pasión, mi mayor alegría y mi fuente de esperanza. Si, se escucha super fanático, lo sé, aunque es algo que viene conmigo desde que era niño y que nunca me podré arrancar del corazón. Cuando guagua, mi papá era hincha del Cobreloa. Iba siempre los fines de semana, y algunas veces en la semana si salia temprano de la pega y siempre trataba de ir con nosotros, aunque a mi mamá no le gustara mucho la idea . Llegábamos solo un poco antes que comenzara el partido, porque él compraba las entradas antes. También le gustaba ver partidos de baby, Era stopper en el equipo de su pega, miraba los partidos de otros países en la tele, era un enviciado del balón. El cacho era que si al equipo le iba bien, no podía celebrar sin tirar la casa por la ventana. Llamaba a algunos amigos, o vecinos, siempre que fueran hinchas como él. Una vez llegaron como 30 hinchas , al otro día mi vieja se quería colgar, Se comieron TODO lo que había en el refri, no dejaron ni para el desayuno. Incluso mancharon unas persianas aluminio que mi madre había instalado, y se enojó tanto al otro día cuando las vio que mi papá parecía un perrito apaleado. Ese comimos fuera y mi padre todo tierno, trayendo flores y bombones para que mi mamá lo perdonara Mi viejo debió comprometerse a un arreglo de la casa para que mi mamá dejara de salir con el asunto del fútbol. Mi tema con el futbol son las barras. Patos malos que empobrecen el futbol. Cuando era más chico no pasaba eso, era muy diferente. A lo más tenías que soportar bromas si es que tu equipo perdía, aunque eso es lo de menos. Por ese motivo ya no van familias al estadio, mucho riesgo para ver partidos que por otro lado son fomes. Quizás algún día esto sea distinto, de verdad. Y es extraño que nos agrade tanto el fútbol, si somos tan malos. Es raro ser fanático de un deporte en el que siempre perdemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario