martes, 12 de marzo de 2013

Migata rompe todo lo que encuentra

Desde que la adopté que mi gata utiliza las cortinas como resbalín. Busca un lugar alto, salta y se posa en la zona más elevada de la tela, y se deja caer utilizando sus uñas. Mi progenitora pensó que al crecer dejaría la costumbre. En mi hogar ya van 2 años creyendo en su madurez. También tratamos de atraer su atención hacía algo hecho para ser destruido. Adquirimos unos postes forrados con cáñamo. Según el vendedor de la tienda, el producto era a prueba de felinos, se aproximarían hasta las mascotas de los vecinos a disfrutar afilando sus uñas en la cuerda pegada a la superficie. Cuando lo vio, lo primero que hizo la gata fue ponerse a jugar. Fue gracioso descubrir que su afán con el juguete se preparaba para ser más efectiva rajando el sillón más caro. Mi madre estaba contrariada. Es una benefactora de los animales al igual que yo, pero todo tiene su límite. Hemos invertido millones en todo lo de la casa. Y con mayor razón la gata parece alentarse, en menos que cante un gallo destruye un mueble recién instalado. Redacté un post en mi sitio web sobre mi pesar. Me llené de comentarios para que internara a mi mascota a un centro de rehabilitación. Jamás habia escuchado de algo parecido, más sabiendo lo difícil que es entrenar pequeños felinos. Me puse a mirar algunas páginas que encontré en google, habían más de las que pensaba. Encontré pocas en Bogotá, donde estoy viviendo en este instante, luego de cambiarme desde Cali. opté por una y fuí a conocerla en persona. Me gusta tomar todos los pormenores con mis animales, son parte de mi familia. Fue raro comprobar que a pesar de las modernas instalaciones y la decoración, me quedé fascinada del tono hogareño que mostraba un trato a gran nivel. Opté por llevar a mi gata a la clínica, en este lugar tendría un trato único. Como me había dicho la enfermera, necesitaba más espacio para evitar el stress, y como había sido esterilizada muy cachorra, así que no podía buscar mucha distracción. Primero una practicante revisó a la minina en la recepción del centro médico, y abrió un panel japonés, donde caminó por un largo pasillo, y no la volví a ver. Estuve hasta fin de mes angustiada de volver a verla. {En ese lapso volvimos a cambiar las cortinas tipos |En la casa aprovecharon de comprar unas bellas wood blinds, un par de sillones y el tapiz de las sillas. Y mi gata no volvió a ser la de antes, después de dos meses fue robada para gusto de mi malvada madre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario