viernes, 1 de marzo de 2013

Mipequeña destruye todo a su paso

Desde que la adopté que mi gata utiliza las cortinas como resbalín. Busca un lugar alto, salta y se posa en la zona mas ajada de la tela, y se deja caer utilizando sus garras. Suponíamos que al primer celo ya no destrozaría tanto las telas. Desde hace un par de años que esperamos que deje sus comportamientos inmaduros. También tratamos de atraer su atención hacía algo diseñado para ser destruido. Le compramos unos tableros cubiertos con cuerda. Aproveché hablar con un tipo en la tienda, me dijo que con el producto hasta los gatos del barrio llegarían a la casa. Al dejar el artículo ya estaba la pequeña rozando sus garras sobre la cuerda. Fue gracioso descubrir que su afán con el adminículo era para ser más efectiva rajando el sillón más oneroso. Mi madre estaba de muerte. A ella le encantaban los gatos, aunque hay límite para cualquier afecto. Hemos invertido millones en muebles para la casa. Y con mayor razón la gata parece alentarse, en una semana inutiliza un mueble recién instalado. Escribí en mi myspace sobre las raras tendencias de mi gata. Me llené de post para que llevara a mi mascota a manicomio para animales. Sólo sabía que habían para canes, siendo que los felinos son muy porfiados. Me puse a mirar algunas páginas que encontré en google, habían más de las que pensaba. Cuando arribé a Bogotá advertí que habían muchas de estas clínicas, no como en Cali, donde residía antes. opté por una y fuí a conocerla en persona. Soy algo preocupada por mis mascotas, las siento como mis hijas. Fue raro darse cuenta que si bien era una clínica moderna y muy tecnológica, todo mantenía un aire único que daba cuenta de una preocupación especial. Tomé esa clínica como opción para su recuperación, ahí recibiría un tratamiento único. Tal y como decía el diagnóstico de la doctora, estaba contrariada por el poco espacio de mi departamento, además se juntaba su esterilización muy cachorra, se le acababan inmediatamente los panoramas. La especialista examinó a Burbuja en la recepción, y abrió un panel japonés, donde caminó por un largo pasillo, y no la volví a ver. Estuve hasta fin de mes angustiada de volver a verla. {En ese lapso volvimos a cambiar las enrollables cortinas |En la casa aprovecharon de comprar unas bellas enrollables cortinas, y todo lo que la gata tenía destrozado. Y mi gata no volvió a ser la de antes, después de dos meses falleció para gusto de mi malvada madre.

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