jueves, 7 de marzo de 2013

Cambiar los tapices y cortinas por mi maldita gata inquieta

Desde que la adopté que mi gata utiliza las cortinas como resbalín. Le gusta tirarse desde una repisa o la biblioteca, se encarama a la tela y cae enterrando sus garras, rompiendo todo. Suponíamos que al primer celo ya no destrozaría tanto los sillones. En la casa ya llevan muchos años aguardando su madurez. Lo primero fue desviar su obsesión hacia algo especial para mininos. Le hice unas tablas para rasguñar, forradas de tela. Aproveché el consejo de un experto de la tienda de mascotas, me dijo que con el producto hasta los felinos del patio trasero llegarían a la casa. En el patio le tiramos el juguete, y con alegría vimos que comenzaba a jugar al instante. La gran desilusión llegó cuando descubrimos que se preparaba para destruir con mucho más las cortinas nuevas. En mi familia hasta mi mamá estaba vuelta loca con la mascota. Le encantan los gatos más que a mí, pero esto se había pasado de la raya. Hemos invertido millones en todo lo de la casa. Así es como botamos otro sillón recién comprado, por acción directa de la gata maleducada. Puse en mi twitter sobre las costumbres de mi gata. Me llené de comentarios para que llevara a mi mascota a manicomio para animales. Jamás habia escuchado de algo parecido, más sabiendo lo difícil que es entrenar gatos. Recibí muchos consejos, así que decidí arriesgarme. Cuando arribé a Bogotá advertí que habían demasiadas de estas clínicas, lo contrario de Cali, donde vivía antes. opté por una y partí a otearla en persona. Soy muy preocupada por mis bebés, las quiero como si fueran mis hijas. Fue raro darse cuenta que si bien era una clínica moderna y muy tecnológica, me quedé fascinada del tono familiar que reflejaba un trato a gran nivel. Llevé a la pequeña a que la trataran, ahí recibiría un trato único. Tal y como decía el parecer de la doctora, necesitaba más espacio para evitar el tedio, además se juntaba su esterilización muy cachorra, se le agotaban rápidamente las cosas que hacer. Primero una enfermera revisó a la minina en la recepción del centro médico, y abrió un panel japonés, donde caminó por un largo pasillo, y no la volví a ver. Tuve que esperar infinitas semanas para volver a verla. {En ese lapso volvimos a cambiar las roller shades |En la casa aprovecharon de comprar unas bellas enrollables cortinas, y todo lo que la gata tenía destrozado. Y mi gata no volvió a ser la de antes, después de dos meses fue robada para gusto de mi malvada madre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario