martes, 19 de marzo de 2013

Moverse de la ciudad para disfrutar del descanso

El stress me está matando, ya no hallo la hora de parar y viajar al fin del mundo, perderme, desaparecer.. Hace un par de veranos que no salgo de la vorágine metropolitana, y considerando el tiempo en la U, haciendo de mesero o vendedor de retail, no he descansado desde el colegio. Al comenzar la carrera ya tenía en la cabeza la idea de un viaje. Todos mis compañeros se habían pegado su viaje al sur haciendo dedo, o al extranjero los que tenían más plata. Yo, por otro lado, seguía ahorrando todos los pesos para las fotocopias del año. Si tenía varios días libre, me escapaba donde fuera, igual un fin de semana no cura a una mente agotada. Trabajando tenía billete de sobra. Me fui de la casa, decidí compartir un piso con mi niña, y ella también quería tomarse mucho tiempo libre y no saber nada del trabajo . Los dos deseábamos desconectarnos, no importaba el lugar. Me animé y decidí hacer la jugada financiera de la vida con unas vacaciones pagadas al contado Pensamos en ir fuera de Chile, que muchas veces es más accesible que vacacionar aca Quería conocer lugares lejanos, de lo más orientales, exóticos, raros. Yo quería ir a cualquier lado donde llenara la panza por poca plata. Como el dinero jugaba en contra, No podíamos llegar a Disneyworld, ni tampoco el Louvre o la Muralla China. Aunque uno no lo crea, escapar de la ciudad no es difícil, no es necesario pasar días arriba de un avión para encontrar relajo. Sin ruido ni el ajetreo de la ciudad, paisajes bucólicos, lo más rústico posible. {Me acordé que primo tenía una finca en el sur|Un tío me facilitó su casa cerca de la selva|Un amigo me convidó a su cabaña en el sur.El lugar lo conocía, estaba a una distancia razonable de la ciudad. Estaba, además, cerca de varios lugares turísticos. Queríamos seguir al sur, la casa era ideal para ir, descansar un poco y partir de viaje. Todo quedó listo para fines de junio. El día del viaje manejamos por turnos, unas seis horas cada uno, hasta llegar a la casa. Retiramos las persianas aluminio y admiramos el paisaje invernal, un lindo viernes de julio en la orilla del lago. Este sitio es extraordinario, fue lo primero que dijo mi enamorada. Mi tío le había metido plata a la casa, era evidente. Las persianas para las ventanas eran automáticas y motorizadas, detectaban la luz y podían programarse. Me puse a jugar como niño chico con el control remoto, haciendo subir y bajar el roller, y cuando ya tenía dominados los controles, programé el sistema para descorrer las cortinas al mediodía. El mejor momento para levantarse en días de asueto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario