miércoles, 13 de febrero de 2013

Perdidos en en lo natural

Ya no doy más en el trabajo, necesito unas borrarme de Santiago inmediatamente. Llevo algún tiempo metido con todo en el laburo, y si tomamos en cuenta los cinco años de universidad, pasando el verano siendo explotado por el retail, podría decirse que desde la básica que no me olvido de la ciudad. Venía planificando un viaje desde cuarto año. En la U ya todos venían de vuelta, se habían pegado su viaje al sur mochileando, o por otros países, si tenían más dinero. Yo, por otro lado, seguía ahorrando hasta la última de las monedas para las fotocopias del año académico. Si tenía varios días libre, me escapaba al campo, pero evadirse un par de noches no tienen mucho efecto en un cuerpo cansado. Ahora tenía recursos para salir. Recién me había mudado con mi novia, y cada vez salía más el tema de huir de la ciudad, por lo menos quince días. La idea era olvidar todo, arrancarse, no importaba dónde. Decidimos juntar un año una parte del sueldo cada uno, en un fondo común, y mirar ofertas de viajes Pensamos en salir del país, que muchas veces es más accesible que vacacionar aca Quería conocer lo más lejos posible, de lo más orientales, exóticos, raros. Alejandra quería paz, paisajes naturales, rústicos. La plata siempre es una piedra de tope, así que, No podíamos llegar a Disneyworld, ni ver el Taj mahal o la Torre de Pisa. Pero no hay que apartarse tanto para escapar del ajetreo de la ciudad. Sin ruido ni el ajetreo de la ciudad, paisajes bucólicos, lo más rústico posible. {Tuvimos suerte, una cuñada tenía una finca en el sur|Un tío me ofreció su casa cerca de la selva|Un amigo me convidó a su casa en el sur.El lugar lo conocía, estaba a una distancia razonable del pueblo. Además, permitía explorar la zona, todo quedaba a pasos. Alejandra quería estar una semana y seguir al sur, la cabaña serviría para descansar. Todo quedó listo para fines de junio. Después del largo viaje no nos manteníamos despiertos. Abrimos las cortinas living comedor y quedamos extasiados con el ambiente de paz, el primer día de las vacaciones juntos. Es todo tan único, dijo Alejandra al mirar por la ventana. Había harta plata invertida en la casa. Adentro era todo automático y motorizado, las cortinas podían programarse. Lo primero que hice fue apretar los botones, subiendo y bajando con el roller, y después de conocerle los trucos, decidí configurarlas para moverse a las 12 del día. Excelente momento para despertarse los días de descanso

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