miércoles, 20 de febrero de 2013

Al fin vacaciones

El stress me está matando, quiero parar y viajar al fin del mundo, perderme, desaparecer.. Pocas veces me he escapado de la ciudad como Satanás manda, y si tomamos en cuenta los cinco años de universidad, pasando el verano trabajando, me falta un relajo extenso desde que salí de cuarto. Venía planificando un viaje desde cuarto año. Mis amigos ya habían viajado al extranjero, conocido el sur en bicicleta, ellos tenían más plata. En esos instantes, yo juntaba las chauchas para pagarme la carrera. Si alguien se acordaba de mí, tenía un unos días de piscina en una parcela, igual un fin de semana no le sirve mucho a una mente agotada. Tuve la suerte de salir de la U y ponerme a laborar. Recién me había mudado a vivir con mi polola, y cada vez salía más el tema de arrancar de Santiago, por lo menos quince días. La idea era olvidar todo, arrancarse, no importaba dónde. Decidimos juntar un año cien mil pesos cada uno, en un fondo común, y cotizar ofertas de viajes Pensamos en salir del país, que muchas veces es menos costoso que vacacionar aca A ninguno nos gusta ir al caribe ni a ningun tipo de lugar todo incluido. Alejandra quería tranquilidad, paisajes naturales, rústicos. La plata siempre es una piedra de tope, así que, No podíamos llegar a California, ni menos el Louvre o la Muralla China. Aunque uno no lo crea, escapar de la ciudad es sencillo, no es necesario pasar días arriba de un avión para encontrar relajo. Sin ruido ni el ajetreo de la ciudad, paisajes bucólicos, lo más rústico posible. {Mi hermano me mencionó que una cuñada tenía una finca en el sur|Un tío me facilitó su casa cerca de la selva|Un amigo me convidó a su cabaña en el sur.El lugar quedaba cerca de muchos lugares patrimoniales. Asimismo, se encontraba ubicada entre varios volcanes y lagos. Alejandra quería estar una semana y viajar más al sur, la cabaña serviría para descansar. En julio fijamos la retirada. El día del viaje nos turnamos, unas seis horas cada uno, hasta llegar a la casa. Movimos las persianas de aluminio enrollables y admiramos el campo, el primer fin de semana de julio. Todo el sector es fabuloso, exclamó cortinas. Se notaba que querían mucho la casa y la habían modernizado. En la casa era todo automático y motorizado, las cortinas podían programarse. Me puse a jugar como niño chico con el control remoto, haciendo subir y bajar el roller, y después de aprenderle las mañas, decidí configurarlas para moverse a las 12 del día. Igual dejé el control remoto al alcance, por si dan ganas de seguir entre las frazadas

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