lunes, 25 de febrero de 2013

Huyendo de la ciudad con mi amor

{Ya no doy más en el

Ya no doy más en el trabajo, necesito unas vacaciones inmediatamente. Hace un unas cuantas temporadas que no salgo de la vorágine metropolitana, y pasando de largo las vacaciones como vendedor o conserje de edificios, no he disfrutado vacaciones desde el colegio. Venía planificando un viaje desde cuarto año. Mis amigos ya habían viajado al extranjero, conocido el sur en skate, ellos tenían más plata. Mientras, yo tenía que juntar las lucas para los gastos de comienzo de año. Si alguien se acordaba de mí, tenía un unos días de piscina en una parcela, pero evadirse un par de noches no tienen mayor efecto en un cuerpo cansado. Tuve la suerte de encontrar pega de una. Me fui de la casa, decidí compartir departamento con mi niña, y ella también quería tomarse harto tiempo y no olvidarse del trabajo . Los dos deseábamos desconectarnos, no importaba a dónde llegáramos. Me puse las pilas y decidí hacer la inversión de la vida con unas vacaciones pagadas al contado Costó decidirse a dónde ir, las elecciones en estos casos nunca son automáticas. A ninguno nos gusta ir al caribe ni a ningun tipo de lugar de paquete turístico. Yo quería ir a cualquier lado donde llenara la panza por poca plata. La plata es una piedra de tope, así que, aterrizar en Japón sería imposible, ni ver el los Jardines Colgantes de Babilonia o la Muralla China. No importa, la idea era irse de Santiago, estar dos semanas lejos de todo lo que parezca o tenga forma de adelantos modernos y de la tecnología. Sin ruido ni el ajetreo de la ciudad, paisajes bucólicos, lo más rústico posible. {Mi mamá me mencionó que una cuñada tenía una finca en el sur|Un tío me facilitó su casa cerca de la selva|Un amigo me convidó a su cabaña en el sur.El sector estaba rodeado por ríos y muchos árboles. Estaba, además, cerca de varios lugares turísticos. Queríamos seguir al sur, la casa era ideal para ir, descansar un poco y partir de viaje. En julio fijamos la fecha de partida. El día del viaje manejamos por turnos, unas seis horas cada uno, hasta llegar a la casa. Movimos la persiana metalica y quedamos extasiados con el ambiente de tranquilidad, el primer fin de semana de julio. El lugar era maravilloso, fue lo que dijo Alejandra. Había harta plata invertida en la casa. Las persianas para las ventanas eran automáticas y motorizadas, detectaban la luz y se abrían a control remoto. Mientras Javi exploraba la casa, jugué un rato con el control remoto, haciendo subir y bajar el roller, y al final las programé para que recién mostraran la luz a las 12 del día. El mejor momento para levantarse en vacaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario