jueves, 28 de febrero de 2013

El Dinero Es La Vida Pero Sin Dinero No Hay Comida

Felipe es muy dedicado en lo que se dedica, algo poco común en una persona que instala seguridad para las casas. El rubro va de maravilla, versaba José, quien se hacía cargo de la empresa, el que le rogó a que le ayudara en su empresa, hace unas décadas, como ayudante. El antihéroe de esta historia no llevaba mucho tiempo desde que escapó del liceo, y buscaba ante todo entrar a la carrera de sus sueños. No quería a instalar protecciones hasta anciano, pero igual amaba lo que hacía, más aún por el dinero que recibía de sueldo. Rrecorriendo Guadalajara, Se paró frente a un afiche donde entregaban un trabajo. No le pedían tener referencias ni saber mucho del trabajo, sólo pedían a alguien dispuesto a ser el mejor. Quería ocupar su tiempo ganando dinero y que eso no le quitara tiempo para meditar, estudiar, lo que sea. Madrugó el día que aparecía en el letrero para llegar a la dirección señalada. Se llevó un desaire {cuando vio una larga cadena de hombres aguardando a que se abriera|al ver a la gran cantidad de hombres que esperaban bajo los toldos y Cortinas del local. Ni siquiera eran las 8 de la mañana, y recién llegaba alguna persona a la oficina a las 10. De los treinta que había al principio, fueron cuatro los que se aburrieron. El emprendimiento abrió a las 11. Era un emprendimiento humilde. La secretaria que había abierto el local, le contó a los postulantes que debían aguardar la llegada del jefe, y uno de los cuatro se retiró. Quedaron un trío en carrera. Quedó como último entrevistado, los demás postulantes entraron primero. Un postulante no podía quedarse por motivos personales, y el otro quería largarse temprano. Si bien tenía algunas cosas que hacer, se quedó para no saber que había perdido la jornada. Ya van casi seis meses desde esa experiencia. Además ahorra dinero para sus drogas. Hace poco realizó otro trabajo en la tienda donde estuvo el primer día. "Las cortinas enrollables son de maravilla", le comentó la empleada al reconocer su rostro.

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