jueves, 31 de enero de 2013

Como nos cambia la vida

Esta es la aventura de un sujeto jugado por lo que hace, algo que es raro en un adolescente que labora de instalador de seguridad para viviendas. La seguridad es un sector económico que va muy bien, decía Juan, quien se hacía cargo de la empresa, quien dictó que se quedara en el empleo, hace casi un mes, . Recién había emigrado de la escuela secundaria, y trataba de ahorrar para su universidad. No quería a instalar protecciones hasta anciano, pero igual quería lo que hacía, aunque el dinero no era poco. Un día,recorriendo Guadalajara, Se paró frente a un afiche donde ofrecían un trabajo. No necesitaban haber trabajado en el rubro ni siquiera saberes relacionados, sólo pedían a alguien dispuesto a ser el mejor. Quería ocuparse acumulando dinero y que así no le quitara tiempo para pensar, estudiar, lo que sea. Madrugó la jornada que aparecía en el letrero para llegar a la dirección consignada. Se llevó un desaire {cuando vio una larga hilera de personas aguardando a que se abriera|al ver a la gran cantidad de personas que esperaban bajo los toldos y lonas de las oficinas de la compañía. Ni siquiera eran las 8 de la mañana, y según el letrero del negocio, se comenzaba a atender a las 11. De los cien que llegaron, fueron muy pocos los que no claudicaron. El emprendimiento abrió a las 11. Era un negocio modesto. La secretaria que había abierto el local, informó que los postulantes que esperaran la llegada del jefe, y uno de los que había aguantado se retiró indignado. Sólo tres del total aguantaron la espera. fue el último en citarse con el jefe, fue el único que quiso seguir esperando. Uno de los interesados en el trabajo acusó un compromiso urgente por motivos también de trabajo, y el otro quería largarse temprano. Como no tenía demasiado que realizar , se quedó para no comprobar que había arruinado la mañana. La espera sus dádivas. El ser el último posibilitó hablar más rato con el jefe. Le recomendó una tarea inmediata: laborar lo que quedaba de la jornada, como prueba, e instalar unas cortinas romanas para el negocio del amante, quien lideraba una empresa del rubro farmacéutico. aceptó luego de confirmar que le pagaría el día completo y el almuerzo.

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